El Kurogoma o coloquialmente conocido como Sésamo Negro será siempre tu mejor aliado si amas el mundo japonés y su gastronomía.
Adornan y convierten tus recetas niponas en todo un éxito pero además, en su pequeño tamaño, incluyen una cantidad increíble de beneficios para tu organismo que siempre debes tener muy presente para sentirte feliz y contento de utilizar kurogoma.
Originario de África aunque también de la India, llega a nosotros a través de Japón donde se utiliza de forma habitual para sus platos más comunes y famosos que todos adoramos. Pero no te dejes engañar por los ojos rasgados del imperio del sol naciente, nuestras abuelas y bisabuelas ya conocían el poder magistral de esta especia por lo que la habrás visto y degustado más de una vez en sus recetas de dulces… Y es aquí siempre ha sido para nosotros el Ajonjolí, el de los roscos de anís.
¿Por qué nos gusta e incluimos siempre 1 o 2 cucharaditas de Kurogoma en nuestra dieta?
– En cuestión de minerales, es un campeón: hierro y calcio a raudales y además también, ácidos grasos y proteínas.
– Combate como nadie el colesterol.
– Favorece la prevención de la osteoporosis fortaleciendo los huesos.
– La presión sanguínea la mantiene a raya oxigenándola.
– Para las mujeres es perfecto por el aporte extra de hierro, sobre todo en la lactancia.
– El sésamo negro (porque también lo hay blanco), tiene un aporte mayor de fibra en cada semilla.
– Está super-vitaminado: A, vitamina D, E y K además de las que pertenecen al grupo “complejo B” (vitamina B1, B2, Niacina etc.), imprescindibles para mejorar la salud de la piel, ojos, cabello y en general todo el organismo.
Si te has enamorado del Kurogoma o Sésamo Negro tanto como nosotros, tenlo a mano para tus recetas niponas pero también para tus dulces, ensaladas o un rico Tahine de Sésamo Negro.